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Persistencia de las brechas de género en Paraguay

“Si queremos construir un país verdaderamente democrático en que

la libertad, la justicia y la igualdad sean hermosas realidades,

debemos empezar por organizar el hogar sobre la base de una perfecta igualdad”

Serafina Dávalos 

 

Hace varias décadas las mujeres han venido luchando por lograr la igualdad de oportunidades en los diversos ámbitos de la sociedad. La historia, no solo en Paraguay, ha demostrado el papel trascendental que han tenido las mujeres, pero es momento de que no solo sean reconocidas y valoradas por ello, sino que puedan desarrollar su máximo potencial en igualdad de condiciones que los hombres y puedan gozar plenamente de sus derechos consagrados en la Constitución de la República del Paraguay.

Entendiendo la educación como un derecho fundamental que debe ser garantizado para todas las personas sin distinción alguna, se plantea el concepto de equidad de género, es decir, propiciar mejores condiciones que favorezcan una educación igualitaria para niños y niñas. Ahora bien, plantear la relación entre género y educación supone no solo garantizar un mejor acceso y una trayectoria educativa adecuada, sino que implica que las mujeres tengan las mismas posibilidades que los hombres dentro del mundo laboral y en el ámbito personal.

Por ello cabe preguntarse, ¿Cuál es la situación educativa de niñas y mujeres, y cómo esta afecta otros aspectos de sus vidas? Según datos del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), la matrícula total (es decir, cantidad de inscriptos en el sistema escolar) es de 1.457.682, la cual, desagregada por sexo, equivale a 716.457 mujeres y 741.207 hombres (MEC-DGPE-SIEC, 2015). Por su parte, los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) refieren que el porcentaje de asistencia de la población en edad escolar es del 94,5% para la población femenina, frente al 92,9% para los hombres. En cuanto al promedio de años de estudio, las mujeres alcanzan 9,31 años, mientras que los hombres llegan a un promedio de 9,23 años de estudio (EPH, 2018).  

Estos datos muestran que se ha logrado avanzar en lo que respecta a la escolaridad femenina. Sin embargo, ¿qué repercusiones tiene esto en la trayectoria posterior de las mujeres? A continuación, iremos viendo que lograr únicamente una mayor cobertura del sistema educativo no hará que se disminuyan las diferencias y desigualdades de género, ya que aún persisten otras barreras que traspasan el entorno educativo.

Al analizar la tasa de deserción en el primer y segundo ciclos, vemos que esta es de 2,7% para las mujeres, frente al 3,1% para los hombres; mientras que en el tercer ciclo aumenta a 4,4% para las mujeres y a 4,8% para los hombres (MEC-DGPE-SIEC, 2016). 

Al profundizar en los motivos de deserción escolar en la población de 15 a 19 años, encontramos que las mujeres dejan la escuela principalmente por motivos familiares (22,8%), mientras que esta situación representa en los varones tan solo un 4,7%. Es aquí donde surge una de las primeras barreras que limitan la educación de niñas y mujeres, que es la barrera cultural: “Coincidentemente, se acrecientan en esa etapa las presiones sociales ligadas a la asunción de roles definidos como típicamente femeninos, es decir, la maternidad y las tareas domésticas, lo cual con frecuencia condiciona la continuidad educativa” (Sottoli, Elias, 2001, p.11).

Por otro lado, al analizar los datos sobre  la población analfabeta, encontramos que existe un mayor porcentaje de mujeres que no saben leer ni escribir en comparación con  varones, situación que se agrava según la condición económica. De esta manera, la mujer se encuentra en una situación de doble discriminación: ser analfabeta y ser pobre. Esta última condición está vinculada con la barrera económica, que, como ya decíamos, agrava la condición educativa y profesional de las mujeres. 

 

Por otra parte, en el caso de la población indígena, las cifras de analfabetismo llegan al 33%, es decir, 5,5 veces más en comparación con el promedio nacional. Al desagregar esta cifra por sexo, encontramos que alcanzan casi el doble para las mujeres frente a los varones. Esta situación evidencia nuevamente la relación con los patrones culturales: el rol de la mujer indígena queda relegado al hogar y al cuidado de la familia. 

Al observar los datos del ámbito laboral, vemos que la población de 18 a 25 años que se encuentra inactiva laboralmente (sin trabajo remunerado ni en búsqueda de uno) de sexo masculino es de 79.800 personas, mientras que la cifra de mujeres alcanza 222.800 personas: hay tres mujeres en situación de inactividad por cada hombre en esa condición. Nuevamente, se observa una brecha relacionada a cuestiones de género; entre los motivos de inactividad, surgen con mayor porcentaje para ellas las situaciones que guardan relación con aspectos familiares (26,3% en mujeres frente 1,3% en hombres) y con aspectos relacionados a las labores del hogar (27,0% para las mujeres frente a 0,56% para los hombres).

De esta manera, se puede concluir que la garantía del derecho a la educación de niñas y mujeres frente a los niños y varones está condicionada tanto por barreras económicas como por barreras culturales. Si bien en la educación formal se han logrado avances significativos para las mujeres, persisten mayormente las brechas culturales (roles tradicionales, motivos familiares) para la permanencia de las mujeres en los procesos educativos, condición que se agrava según situación económica o étnica. En el ámbito laboral, las mujeres siguen siendo relegadas a puestos de trabajos por debajo de los hombres y a tener menores ingresos a pesar de lograr un mismo nivel educativo que los hombres u ocupar un mismo puesto de trabajo. 

Es fundamental seguir investigando y reflexionando sobre las brechas que separan a mujeres y hombres, que no permiten la igualdad de oportunidades. Es necesario que el Estado paraguayo implemente políticas públicas para superar estas desigualdades de género, donde el derecho a la educación sea garantizado para todos y todas sin discriminación alguna.

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Artículo elaborado por Andrea M. Wehrle Martínez para el Observatorio Educativo Ciudadano (2020)

Bibliografía

Faúndez Meléndez, A., & Weinstein Cayuela, M. (2012). Por ser niña: Situación de las niñas y las adolescentes en América Latina y el Caribe. Panamá.

UNESCO. (2019). Informe sobre Género: Construyendo puentes para la igualdad de género. Francia.

UNICEF; Sottoli, Susana; Elías, Rodolfo. (2001). Mejorando la educación de las niñas en Paraguay. Asunción, Paraguay.